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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Secuencia

Un trompo que insiste en estar en movimiento todo el tiempo y en el instante en que va a caer lo tomas para girarlo rápidamente, con la intención de que esas vueltas perfectamente sincronizadas no dejen de ser lo que son: un continuo ciclo imperturbable. Ese pequeño artilugio pierde consistencia por la velocidad que toma borroneándose y aun suspendido en pie, amenaza con salir volando y perderse en los cielos, a sabiendas de que, indefectiblemente, va a caer derrapando por la superficie sin poder controlar las milimetradas vueltas. Ese trompo que controlado por un hilo se envuelve en él y solo hace falta un único tirón para desencadenar de nuevo la gracia de su existencia. Un tirón para que se libere esa vorágine en la cual la libertad del trompo viaja por el terreno yendo y viniendo recorriendo cada parte del espacio. Y a pesar de lo hipnótico que es verlo girar, el impacto contra otro objeto puede ser igual de interesante. Un sutil roce puede producir una descarga eléctrica que lo ex

Agarrado de los pelos

Ansiedad. No por un hecho puntual, no por algo en particular, más bien como el constante tic tac de las agujas de un reloj en una habitación donde más allá del sillón rasguñado por el gato y la lámpara de noche está ese único y descolorido adorno haciendo tic, tac, tic, tac. Tan insoportable como el fatídico repiqueteo de los vidrios cuando, cansada, te subís al colectivo y apoyás tontamente la cara en la ventana con la esperanza de tomar una siesta.

Caída libre y retroceso

Es el nerviosismo que sentís cuando jugás al dominó o cuando hacés una pirámide de cartas. La menor brisa podría tirar todo al carajo o, por el contrario, la emoción de cada pieza perfectamente ubicada te juegue en contra. Cada carta de tu pirámide se sostiene por casi arte de magia y cada piecita del dominó se pone en pie por la delicadeza del movimiento. Da felicidad ver como pieza a pieza, carta a carta vas creando un paisaje que se levanta ante tus ojos aunque en la última pieza derribes todo tu dominó o destruyas tu pirámide porque una vez terminada ya no sirve de nada. La sensación de victoria ronda en uno hasta después de haber dejado todo en su lugar.