Entradas

Un despertar sin fin

  Un despertar sin fin Era una noche fría en las calles de buenos aires, él iba caminando por las mismas calles empedradas de siempre, estaba cansado después de un largo día de trabajo, fumaba el último cigarrillo de su atado. Se encontraba nervioso por la cita a la que estaba por concurrir, las manos temblorosas y sudadas eran la clara imagen de su desconcierto, no sabía que esperar pero estando a minutos del momento clave ya nada podía hacer. Su paso trastabillante hacía el regreso más incierto. Necesitaba calmarse pero su mente parecía decidida a pensar todos los aspectos negativos. Los minutos se le acortaban cada vez más parecía inmensamente corto. Llegaba tarde, como siempre. Aceleró el paso inconscientemente… comenzó a sentirse perseguido en la oscuridad abrumadora, cada segundo era aun más ligero y desesperante. Corrió, corrió el trecho que le quedaba con el simple objetivo de encontrarse a salvo. Allí la vio y su corazón se aceleró, quería dejar de correr pero su cuerpo se n

1.22 am y contando

La crítica no constructiva acerca del trabajo. No, me niego. El sistema capitalista lo demanda. No, me niego. El sistema funciona antes que vos. No, me niego. Quieras o no es un enfoque tuyo. Qué? No depende de vos. Ah... No! Me niego. El Vórtice generado entre tu voz y vos es hipnótico. Te perturba, cómo es que te atrapa? cambia, revolotea, se estabiliza y te cachetea. Entonces, estamos de acuerdo. Quedás contratado. Qué? Qué! pero... si ya firmaste. NO, ME NIEGO. La vida así de intrínseca y desorientada tiene su rutina simbiótica en la que creemos que si no somos pro-activos, no fincionamos, y si funcionamos es porque servimos para ese sistema que ya nos implantaron pero... qué pasa si un segundo te cambia la vida? si un: Hola ¿cómo estas? ó un beso de despedida te modifica el futuro? No, me niego a creer que mi vida es para lo que soy funcional. Si quieren venir de a corregirme me sentaré con cada unx. Pero mi vida es una, el dinero es efímero y las oportunidad

Secuencia

Un trompo que insiste en estar en movimiento todo el tiempo y en el instante en que va a caer lo tomas para girarlo rápidamente, con la intención de que esas vueltas perfectamente sincronizadas no dejen de ser lo que son: un continuo ciclo imperturbable. Ese pequeño artilugio pierde consistencia por la velocidad que toma borroneándose y aun suspendido en pie, amenaza con salir volando y perderse en los cielos, a sabiendas de que, indefectiblemente, va a caer derrapando por la superficie sin poder controlar las milimetradas vueltas. Ese trompo que controlado por un hilo se envuelve en él y solo hace falta un único tirón para desencadenar de nuevo la gracia de su existencia. Un tirón para que se libere esa vorágine en la cual la libertad del trompo viaja por el terreno yendo y viniendo recorriendo cada parte del espacio. Y a pesar de lo hipnótico que es verlo girar, el impacto contra otro objeto puede ser igual de interesante. Un sutil roce puede producir una descarga eléctrica que lo ex

Agarrado de los pelos

Ansiedad. No por un hecho puntual, no por algo en particular, más bien como el constante tic tac de las agujas de un reloj en una habitación donde más allá del sillón rasguñado por el gato y la lámpara de noche está ese único y descolorido adorno haciendo tic, tac, tic, tac. Tan insoportable como el fatídico repiqueteo de los vidrios cuando, cansada, te subís al colectivo y apoyás tontamente la cara en la ventana con la esperanza de tomar una siesta.

Caída libre y retroceso

Es el nerviosismo que sentís cuando jugás al dominó o cuando hacés una pirámide de cartas. La menor brisa podría tirar todo al carajo o, por el contrario, la emoción de cada pieza perfectamente ubicada te juegue en contra. Cada carta de tu pirámide se sostiene por casi arte de magia y cada piecita del dominó se pone en pie por la delicadeza del movimiento. Da felicidad ver como pieza a pieza, carta a carta vas creando un paisaje que se levanta ante tus ojos aunque en la última pieza derribes todo tu dominó o destruyas tu pirámide porque una vez terminada ya no sirve de nada. La sensación de victoria ronda en uno hasta después de haber dejado todo en su lugar.

Las 7 vidas de los gatos

Imagen
El otro dia hablaba con Petra, la doberman de la esquina, me contaba que Felix, el gato del panadero, se había caído del balcón del departamento intentando atrapar una paloma. Yo me reía sin parar porque lo primero que nos dicen a los gatitos es: ustedes y sus siete vidas! Ponele que fuera así, qué tenemos siete vidas, ¿se piensan que las “gastaríamos” atrapando una paloma? ni que fueramos perros!  La historia de las siete vidas viene obviamente de los orientales, solo ellos pueden concebir la vida como nosotres. Ellos son conscientes de la energía que manejan los seres humanos, los animales, todo aquel ser vivo que habita el planeta, solo que los gatos la percibimos de una manera particular, sensorialmente para que me entiendan.  Los gatos orientales tienen un sensei llamado Lu han, un gato gordo precioso y extremadamente sabio, él creó el mantra gatuno más conocido como “raúl”. "Raúl! es un momento de introspección, un momento de conexión con la tierra, según él los gatos podemo

The nuni's count

Isterical reacción Onenuni,twonuni,allthenunis Camino por el sendero de la desinformación del alma, excesos, muchos excesos. Threenunis, fournunis, ¿cero puchos? Quieta, un gato lavándose en pleno amanecer oscuro. Oscuridad, reino de los desvalidos e inadaptados. Fivenunis, sixnunis, ¿howmanynunis? Sonidos inquietantes, un cuerpo hipersensible. Netflix; excesode ganas de hacer pis, frío, exceso de frío. Sevennunis, eightnunis, ¿can youholdallthenunis? Una pitada… cenizas que caen, un paquete vacio. Sus ojos, atentos, esperando. Un gato que quiere dormir. Ninenunis, ten nunis. El pucho se consume, el tiempo corre y las teclas acompañan la caminata poética. No more nunisfor a while. Seeyoununis, takeyourownshit and makeitshine…