Gatípica Rutina
Cuenta la leyenda, que en un recóndito lugar de la ciudad habita un ser que cuida las noches porteñas. Poco se sabe de él, pero siempre que un ciudadano lo necesite estará allí, acechando la presa que intente corromper la tranquilidad de sus calles...
Todas las mañanas recorro el dpto viendo si está todo en orden, hago una pasadita rápida por mi caja de arena; huelo las plantas y chequeo que estén todas hidratadas. Si veo que tienen bichitos trato de espantarlos y si veo hojitas secas se las arranco. Cuando termino con mis tareas de jardinería tomo un rápido desayuno con las piedritas que me quedaron de la noche y sigo hacia la ventana.
En la ventana espero a Jorge, el caniche de la vecina que todos los días a las 9am da la vuelta a la manzana con su dueña. Es insoportable, no les voy a mentir, son 3 minutos de ladridos histéricos contándome los movimientos del barrio. Lo quiero, no les voy a decir que no, pero es super intenso.
Cuando termino de hablar con Jorge espero a ver si aparece Marga, una labrador preciosa de un pelo dorado. Ella hace el recorrido del parque. Allí se junta con los perros del barrio y bueno, básicamente es la encargada de los chismes. La conocí un día que estaba durmiendo en mi ventana. Empecé a escuchar unos ladridos enojados pero silenciosos. Levanté perezosamente mi cabeza y la ví. Estaba hablando con Jorge sobre una noticia que había escuchado en el parque. Aparentemente un humano NN había estado envenenando a los perros del parque porque según ella, los odiaba y era un resentido. Estaba furiosa. Recuerdo que les maullé y me miraron con un odio impresionante. Tardé una semana en poder hacerme amigo de ella, con Jorge todo fue mucho más sencillo, es un perro payaso. Cuando pasa por abajo de mi ventana le tiro con una piedrita o busco un corcho (lo que sea) y se lo tiro. El muy bola sale corriendo y siempre da la sensación de que le va a sacar un brazo a su dueño jajaja. Pero Marga, es muy reservada para ser la C5N de los animales, así que con ella todo fue más lento.
Pasada Marga, hago unos ejercicios, subo y bajo las escaleras, juego con mi ratita, y si los humanos no se levantaron hago una maratón directo a su cama para despertarlos. Casi nunca funciona así que voy a mi ventana favorita a tomar el único solcito que nos llega a la casa.
La siesta de mediodía es mi favorita. Suelo despertarme con el noticiero humano y mis esclavos haciendo ruidos extraños, a veces riendo, a veces diciendo incoherencias. Ese es el momento donde voy a saludarlos y les doy una o dos mordiditas como para que no se olvidan quien es el que manda acá.
Lo que más me gusta es cuando la esclava se levanta un poco mas temprano que el humano macho y va de puntitas de pie a la cocina, pone la radio, se despereza y pone ese recipiente de agua a calentarse. Siempre hace lo mismo se queda con cara de enojada apoyada contra la mesa hasta que me ve y se le encienden los ojitos. Tan chistosa es, me acaricia y yo le pido amablemente mis piedritas con un chorrito de agua fría (me gusta mi comida remojada, cosas de gato de departamento).
Que les voy a decir, me miman bastante.
La cuarentena parece no terminar más, me encanta tener a los humanos conmigo pero resulta fastidioso porque mis interacciones con los otros animales tienen que ser mucho más cuidadas. Lo único que me falta es que me agarren hablando con la lagartija del lavadero y les agarre un patatus. Estos humanos son muy impresionables, saben. Más aún los días transcurren tranquilos, ellos van, vienen por toda la casa, hablan, gritan, bailan, duermen, duermen, duermen, yo trato de pasar desapercibido. Tal vez lo que más me molesta y no puedo evitar es cuando vienen a hacerme esos ruidos extraños y manosearme y besarme con sus trompas llenas de microbios y bichos puaj. Pero bueno pobres, no están acostumbrados a pasar tanto tiempo encerrados. Yo les trato de dar tips para que no se vuelvan locos pero rara vez me escuchan. Solo se calman cuando me subo a sus piernas y les ronroneo. Juro que siento como se les afloja el alma.
La noche es otra historia, la noche está llena de misterios, vientos de maldad, seres oscuros rondando por todos lados. La noche se hizo para ser cuidada por los gatos, los gatos nacimos para cuidar la tierra. Por eso de noche aprovechamos el silencio y la quietud para ver aquello que de día no se deja ver, si es necesario, guiar a esos seres hacia su luz. Obviamente que esta es la parte más cargada de energía porque todos nuestros sentidos se afilan para recibir hasta los más débiles pedidos de ayuda. Mientras que otras noche es procurar que los maleantes de techos ajenos no se manden ninguna gateada.
Ser Catman puede parecer desgastante, pero me siento muy a gusto cumpliendo mi papel de "mascota" para mis humanos, y de protector de mi barrio cuando las luces se apagan. Hoy me toca investigar una rata que apareció en mi alcantarilla y parecía lastimada, no la conozco pero el pitbul de acá la vuelva le dijo a Marga que hubo revuelo en su casa, parece que esa rata salió por la rejilla del baño y mordió a un humano que justamente se encontraba haciendo sus necesidades. Una tragedia sin dudas...
No me retraso más, el deber llama. Un gato abrazo mis queridos, nos vemos pronto.
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